Estos niveles se definen tras una valoración médica previa al ingreso, donde se analiza la condición física, cognitiva y funcional del residente.
Autónomos
Residentes que conservan su independencia funcional. Requieren acompañamiento mínimo y supervisión general.
Asistidos
Personas con autonomía parcial que necesitan apoyo en algunas actividades diarias como higiene, alimentación o movilidad.
Dependientes
Residentes con pérdida funcional significativa. Necesitan ayuda constante para la mayoría de actividades básicas del día a día.
Alta dependencia / Cuidado especializado
Huéspedes con enfermedades crónicas avanzadas o deterioro cognitivo severo. Requieren atención continua, control médico frecuente y soporte integral.